La Comisión Europea ha desvelado sus esperadas estrategias "De la granja a la mesa", iniciativa que pretende sentar las bases de la transición hacia una producción y consumo de alimentos más sostenibles, y "Biodiversidad Horizonte 2030" para garantizar el uso sostenible de los recursos y combatir la contaminación.
Muchas dudas en el sector agrario con las Estrategias «De la granja a la mesa» y «Biodiversidad Horizonte 2030»
El objetivo de ambas iniciativas es abrir el debate sobre la transformación de la política alimentaria europea y las medidas para frenar la pérdida de biodiversidad, en el marco del Pacto Verde con el que Bruselas quiere lograr una economía neutra en emisiones de CO2 en 2050.
Según destacó la CE en su presentación: «la crisis provocada por la pandemia de Covid-19 ha demostrado hasta qué punto nos hace vulnerables el aumento de la pérdida de biodiversidad y es crucial un sistema alimentario que funcione correctamente para nuestra sociedad. Las dos estrategias dan prioridad a los ciudadanos en su compromiso de aumentar la protección del suelo y el mar, regenerar los ecosistemas degradados y hacer que la UE lidere la escena internacional, tanto en lo que se refiere a la protección de la biodiversidad como a la creación de una cadena alimentaria sostenible.»
«Ambas estrategias son centrales para el plan de recuperación de la UE. Son cruciales para garantizar nuestra salud, bienestar y crear las inversiones necesarias para restablecer la economía lo antes posible», apuntó en su presentación el vicepresidente de la CE, Frans Timmermans.
Por su parte, la comisaria europea de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, subrayó que por primera vez la UE se plantea abordar todas las etapas de la producción alimentaria a través de una estrategia que «cambiará la manera de producir, comprar y consumir, en beneficio de la salud de los ciudadanos y al medio ambiente».
Más producción ecológica y menos fertilizantes y fitosanitarios
La estrategia «De la granja a la mesa» plantea, entre otros objetivos, que para 2030 el 25% de la superficie agraria total de la UE sea ecológica, que el uso de fertilizantes se reduzca al menos en un 20% y el de fitosanitarios en un 50%.
También propone, con vistas a 2030, recortar en un 50% las ventas de antibióticos tanto para animales de granja como en la acuicultura.
Otro objetivo es que todas las zonas rurales tengan acceso a la banda ancha para 2025 para impulsar la innovación digital en el sector.
Por otro lado, y para alentar a la industria a ofrecer alimentos saludables y sostenibles, Bruselas propondrá el etiquetado obligatorio de los aspectos nutricionales en la parte delantera de los envases de los alimentos y pondrá en marcha iniciativas para estimular la reformulación de los productos.
En ese marco prevé crear perfiles para restringir la promoción, mediante declaraciones nutricionales o de propiedades saludables, de alimentos ricos en grasas, azúcares y sal, y considerará proponer la extensión de las indicaciones obligatorias de origen o procedencia a ciertos productos.
También la CE quiere revisar el programa de promoción de la UE para productos agrarios, con el fin de ayudar a contribuir a una producción y un consumo sostenibles, y promover la investigación de fuentes de proteínas alternativas, de origen vegetal, marino o a través del consumo de insectos, que puedan plantearse como sustitutos de la carne.
Estrategia de Biodiversidad
La nueva estrategia de Biodiversidad propone, entre otras cosas, definir objetivos vinculantes para regenerar los ríos y los ecosistemas degradados, mejorar la salud de las especies y hábitats protegidos de la UE, devolver los polinizadores a las tierras agrícolas, reducir la contaminación, hacer más ecológicas las ciudades, aumentar la agricultura ecológica y otras prácticas agrícolas respetuosas con la biodiversidad, y mejorar la salud de los bosques europeos.
Esta presenta medidas concretas para acometer la regeneración de la biodiversidad de Europa de aquí a 2030, lo que incluye transformar un mínimo del 30% de las tierras y mares de Europa en zonas protegidas administradas con eficacia y devolver a un mínimo del 10% de la superficie agrícola unos elementos paisajísticos muy variados.
Según Bruselas, la población global de especies salvajes ha disminuido un 60% en los últimos 40 años como resultado de actividades humanas no sostenibles y cerca de un millón de especies están en riesgo de extinción en las próximas décadas.
En ese contexto, la CE prevé desbloquear una financiación de 20.000 millones anuales para proteger la biodiversidad a través de distintas fuentes, incluidos fondos europeos, nacionales y privados.
Como parte fundamental del Pacto Verde Europeo, las dos estrategias también apoyarán la recuperación económica. En el contexto de la pandemia de coronavirus, su objeto es reforzar la resiliencia de nuestras sociedades ante futuras amenazas como el impacto climático, los incendios forestales, la inseguridad alimentaria o los brotes de enfermedades, en particular apoyando prácticas más sostenibles en la agricultura, la pesca y la acuicultura, y ocupándose de la protección de la fauna silvestre y el comercio de especies silvestres.
Para los responsables de la CE, las estrategias también tienen una importante dimensión internacional. La estrategia sobre la Biodiversidad reafirma la determinación de la UE de dar ejemplo al hacer frente a la crisis mundial de la biodiversidad.
La Comisión tratará de movilizar todos los instrumentos de acción exterior y de cooperación internacional para contribuir a fomentar un nuevo y ambicioso marco de las Naciones Unidas en materia de biodiversidad en la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica de 2021.La estrategia «De la granja a la mesa» tiene por objeto promover una transición mundial hacia sistemas alimentarios sostenibles, en estrecha cooperación con los socios internacionales.
La CE ha invitado al Parlamento Europeo y al Consejo a aprobar estas dos estrategias y sus compromisos y todos los ciudadanos y las partes interesadas podrán participar en un amplio debate público.
Primeras reacciones
Al respecto de la presentación, el comité de organizaciones agrarias y cooperativas comunitarias (COPA-COGECA) criticó hoy que Bruselas haya planteado objetivos concretos para la reducción de fitosanitarios y fertilizantes «antes de llevar a cabo estudios de impacto» y cuestionó la manera de alcanzarlos si no hay tiempo o inversiones para desarrollar alternativas.
El eurodiputado español, relator del grupo S&D para la estrategia de Biodiversidad, César Luena, destacó sobre la misma que es «un buen punto de partida, pero debemos asegurarnos de que esta vez alcanzaremos nuestros objetivos».
“Para marcar la diferencia, no solo necesitamos objetivos vinculantes y una implementación adecuada, sino también la financiación necesaria. En el nuevo MFP, queremos ver un objetivo de gasto específico de al menos 10% en biodiversidad«.
El ministro español de Agricultura, Luis Planas, declaró al respecto de la presentación que España defiende una transición justa, que en el ámbito agroalimentario significa la necesidad de una sostenibilidad medioambiental, pero también social y económica, así como de una dotación financiera suficiente para afrontar nuevos retos. “Para objetivos más ambiciosos hacen falta medios más ambiciosos”.
El ministro aseguró que apoya esta orientación hacia una mayor sostenibilidad ambiental del “Pacto Verde”, pero advierte que no se pueden hacer cambios vertiginosos, que los Estados miembros deben contar con tiempo suficiente para alcanzar esos objetivos y de suficientes recursos presupuestarios para alcanzarlos.
«La consecución de estos objetivos “no deben ser una carga suplementaria que el sector y que agricultores, ganaderos y pescadores no puedan soportar”, reiteró, y en este sentido, señaló que las estrategias tendrían que haberse adoptado en el mismo momento en que se hicieran públicas, la próxima semana, las nuevas perspectivas financieras 2021-2027 revisadas y el Fondo de Recuperación.
“Si el sector ha funcionado bien, si la PAC se ha reivindicado en esta crisis, estos dos documentos de la CE deben propiciar un debate en las instituciones comunitarias y entre los Estados miembros “para mejorar, para tener objetivos de mayor sostenibilidad ambienta” y también económica y social», adujo Luis Planas.
Por su parte, las organizaciones agrarias y cooperativas españolas también han mostrado su preocupación por los objetivos de la estrategia «De la granja a la mesa» al considerar que incrementará sus costes de producción sin los incentivos o el apoyo financiero adecuados.
A Cooperativas-agroalimentarias le preocupa que la CE abra el debate con unos objetivos medioambientales muy ambiciosos, sin tener en cuenta la falta de rentabilidad de un sector que ha demostrado ser básico en el abastecimiento de alimentos.
Cooperativas solicita que «se estudie la pérdida de competitividad de un modelo europeo exigente frente a los productos importados obtenidos con condiciones menos restrictivas, y reclama objetivos basados en “evidencias científicas” y no en argumentos ideológicos.
Por su parte, la organización ASAJA ya lamentó antes de su presentación oficial que la CE presente estrategias ecologistas “que asestan un duro golpe a la agricultura, porque ponen en cuestión la seguridad alimentaria”.
«Se imponen severas limitaciones al uso de fitosanitarios, fertilizantes y antibióticos, privando a los agricultores de unas herramientas esenciales para garantizar la salud de los animales y los cultivos, destacan desde esta organización.
COAG rechaza «la hipocresía de las políticas de escaparate de la UE» porque la estrategia presentada exige más compromisos a los agricultores, con el incremento de costes de producción, “sin reforzar el presupuesto de la Política Agrícola Común ni cuestionar los tratados comerciales”.
Esta organización sostiene que los productores deben ser protagonistas de la lucha contra el cambio climático y liderar el compromiso por un modelo sostenible, pero para ello la UE debe establecer el principio de soberanía alimentaria y condicionar las importaciones a los estándares de calidad y bienestar animal que ya cumple el campo europeo.
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos afirma por su parte que la estrategia tiene «luces y sombras» , dado que entre sus aspectos positivos pone en el centro a los agricultores y ganaderos como protagonistas de la cadena y plantea la promoción de canales cortos de comercialización, el comercio justo y el etiquetado transparente. Pero ve «incongruencias» y puntos negativos, como la reducción de fitosanitarios y antibióticos «sin dar alternativas a los afectados» y la idea de fomentar menos la producción de carne.
Para la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (Aepla), la CE se equivoca al poner el foco en los insumos que garantizan la eficiencia de la producción ya que «una agricultura competitiva no está reñida con que sea responsable con el medioambiente».
«Una menor protección fitosanitaria supondría una mayor ocupación de tierras para una misma producción», señalan desde Aepla, que reitera que el sector de sanidad vegetal debe ser un socio más para buscar soluciones para una agricultura que se enfrenta cada día a nuevas plagas.