Francisco Montilla, una producción hortícola de éxito en alianza con Yara
Francisco Montilla nació en el campo, su padre era agricultor y sus dos hijos también van a seguir el legado familiar. De hecho, su hijo está ya trabajando con él en la explotación y su hija cursando estudios en Agronomía. Han creado la empresa Hortícolas Montilla, en la que cultivan 18 hectáreas de invernadero.
La pauta de cultivo de los últimos años ha sido siempre igual, primero tomate cherry, entre los meses de agosto a marzo, y después sandía, que ocupa el suelo como segundo cultivo en los meses de marzo a mayo. En la empresa tienen picos de trabajo con hasta 80 empleados/día y las plagas más complicadas de controlar son Tuta absoluta unos años, y la mosca blanca, otros, utilizando para ambas un manejo integrado de plagas.
Los hongos hace años que no son un problema, según comenta Francisco, debido a su decisión de airear el invernadero en verano y de bajar la dosis de plantación a 1 planta/m2, siendo la habitual en la zona de 3 plantas/m2. Cuando se le pregunta si con tal reducción de plantas se consigue alcanzar los rendimientos normales del cultivo, contesta que no totalmente, pero que gana en tranquilidad y reduce considerablemente la mano de obra.
En tomate, la producción llega a 9-10 kg/m2 (con un beneficio final de 3 euros/m2) y en sandía a 7-12 kg/m2, los cuales comercializa en su mayoría directamente al grupo La Caña.
Labores de abonado
El cultivo se hace sobre el suelo y una vez recogida la sandía, ya en el mes de junio, se realiza un estercolado a razón de 50 t/ha de estiércol de oveja que compran a un ganadero de su confianza a las que le añaden 2.000 kg/ha de YaraVita™ OLIVO. Tras esta aplicación se realiza una labor profunda con un ripper y después una de refinado de la capa superior con un rotavator, y se tapa con un plástico sellado para realizar correctamente la desinfección con solarización, a la que ayudan con un riego diario de corta duración para asegurar la muerte de todos los patógenos del suelo. Con esto, el suelo llega a la siguiente campaña libre de patógenos y con el abonado de fondo realizado.
Como se ha comentado anteriormente, el fertilizante usado en fondo suele ser YaraVita™ OLIVO, un abono en forma de polvo que contiene nitrógeno (10%), magnesio (6,7%), boro (2%), hierro (3,8%), manganeso (4,3%) y zinc (2%), micronutrientes estos últimos determinantes para el crecimiento de los cultivos hortícolas.
Como abonado de cobertera, siempre en fertirrigación, elige sin dudar YaraVita™ STARPHOS, una solución concentrada activa en fósforo de alta disponibilidad, con un contenido en P2O5 de 29,7%. Además, el contenido en potasio (5%) y magnesio (6,8%) de YaraVita™ STARPHOS le confieren un efecto sinérgico con el fósforo.
También utiliza de forma habitual las fórmulas líquidas de la gama YaraTera Hydroterra™, en concreto, YaraTera Hydroterra™ RUBÍ, una solución de nitrato potásico y sulfato potásico que contiene un 2% de N y un 10% de K2O, y YaraTera Hydroterra™ ZAFIRO, una solución de nitrato de calcio con potasio, elementos ambos muy necesarios para un equilibrado crecimiento del fruto.
También Francisco comenta que para la fertilización de la sandía que cultivan después del tomate, gran parte ya la tienen hecha con lo aportado al cultivo de tomate anterior y que no aplican nada de nitrógeno, debido a que han comprobado que el cultivo se va a crecimiento vegetativo reduciendo la cantidad de frutos cuajados.
Por último, Francisco ensalza el comportamiento de dos bioestimulantes de esta gran multinacional: YaraVita™ OPTIMARIS y YaraVita™ OPTINUE: “son sin dudar los mejores que existen en el mercado”, apunta. Los aplica alternativamente cada diez días, aprovechando los tratamientos fitosanitarios necesarios en el cultivo.
El primero, es una formulación líquida altamente concentrada para aplicaciones foliares basada en compuestos bioactivos extraídos de las algas Ascophyllum nodosum, y el segundo es una suspensión concentrada formulada para aplicación vía foliar y radicular, que consiste en una mezcla de nutrientes y ácidos húmicos que provienen de leonardita.