El pimiento es una hortaliza de extraordinaria importancia económica y social en nuestro país. Lamentablemente, la persistente explotación del suelo, el monocultivo y la intensificación de los procesos de producción, conducen al desarrollo de enfermedades del suelo. Esto unido a los estreses abióticos, principalmente la salinidad de las aguas y del suelo, temperaturas subóptimas y estrés hídrico, puede inducir a la aparición de fisiopatías en el pimiento como el Blossom-end rot (BER) y cracking o rajado, inducir senescencia vegetal y disminuir no sólo la producción, sino también la calidad del producto.
El injerto en pimiento como estrategia para hacer frente a estreses abióticos
Consuelo Penella1, Alberto San Bautista2, Salvador López-Galarza2, Ángeles Calatayud1. 1Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA). Departamento de Horticultura. Moncada, Valencia. 2Universitat Politècnica de València. Departamento de Producción Vegetal. Valencia.
Un modo de sortear los estreses ambientales y aumentar los rendimientos de cultivo, bajo el prisma de un manejo integrado o ecológico de los cultivos, y que ofrecería una respuesta acorde con las nuevas directrices europeas dentro de las propuesta de eco-innovación, seguridad y calidad alimentaria, es la utilización de plantas injertadas como estrategia de adaptación.
La posibilidad de utilizar plantas injertadas de pimiento sobre patrones “robustos” reduce la susceptibilidad a los estreses de éstas, disminuyendo la cantidad de frutos afectados por fisiopatías, manteniendo la absorción de agua, contribuyendo a una mejor nutrición, y consecuentemente mejorando la producción (Giuffrida et al., 2013; King et al., 2010; Penella et al., 2014).