Los últimos datos relacionados con el cultivo de los críticos en la Comunidad Valenciana revelan que el sector parece perder fuerza, aunque paradójicamente existen otros indicadores que demuestran que todavía sigue siendo uno de los principales motores de la economía valenciana. En este artículo se analizan ambos, tanto los que reflejan la pérdida de importancia del cultivo como la búsqueda de alternativas con otros cultivos como el kivi, como los que indican que sigue siendo un cultivo de vital importancia para la región como el nuevo récord en las exportaciones o el esfuerzo que se está haciendo en nuevas variedades y patrones.
El sector citrícola valenciano vive inmerso en una auténtica encrucijada
Josep Sanchís. Periodista agrario.
La encuesta de superficies del Ministerio de Agricultura refleja que la superficie de cultivo de cítricos de la Comunidad Valenciana descendió el pasado año a 170.843 hectáreas, lo que supone una pérdida del 3,5% en comparación con el año anterior. Se pierden 6.300 hectáreas, fiel reflejo del abandono creciente de las explotaciones citrícolas como consecuencia de la caída de la rentabilidad. La disminución de la superficie citrícola es mayor en las variedades de mandarinas, con 4.000 hectáreas menos, que en las de naranjas, donde disminuyen en casi 2.000.
En contraposición a lo anterior uno de los cultivos emergentes, como es el del kaki, aumenta su superficie en casi 1.500 hectáreas. Se trata de una producción muy centrada en la comarca de la Ribera y las de alrededor, donde precisamente más se nota el declive del cultivo de cítricos.