En la pasada campaña agrícola se han puesto de manifiesto varias especies de malas hierbas que, en condiciones normales, son poco importantes. Esto ha sido así porque a un invierno e inicio de primavera caracterizados por una importante sequía en amplias zonas de la Península, ha seguido un final de primavera e inicio del verano con precipitaciones importantes. En este artículo se analizan las distintas estrategias que tenemos para el control de malas hierbas en los rastrojos.
J.M. Montull1, J. Bellver2 y J.M. Llenes2. 1Universidad de Lleida. 2Servicio Sanidad Vegetal, Generalitat de Cataluña.
J.M. Montull1, J. Bellver2 y J.M. Llenes2. 1Universidad de Lleida. 2Servicio Sanidad Vegetal, Generalitat de Cataluña.
Esta primavera, especies de malas hierbas de germinación primaveral, que en condiciones normales tienen escaso desarrollo por la sombra y competencia del cultivo, han tenido condiciones de temperatura, humedad, iluminación y fertilidad óptimas para su desarrollo desde finales de la primavera y en parte del verano.
Además de esto, los cambios normativos de la nueva Política Agraria Común (PAC) que ha modificado los requisitos de protección del suelo y prohíbe el laboreo de las parcelas hasta el 1 de septiembre en la mayoría de los casos, también han dificultado el manejo de estas especies durante el verano.