La superación de los umbrales de tolerancia implica la necesidad de poner en práctica una medida de control que reduzca la población de la plaga a niveles aceptables. En la alfalfa estas medidas de control suelen ser el avance del corte o la aplicación de tratamientos insecticidas. El presente artículo se focaliza en este último método de control.
Control químico de plagas en alfalfa, situación actual y perspectivas
Xavier Pons. Universidad de Lleida. Dpto. de Producción Vegetal y Ciencia Forestal.
La alfalfa es un cultivo plurianual muy tradicional de las zonas de regadío y su aprovechamiento es fundamentalmente forrajero. El forraje de alfalfa se consigue mediante cortes periódicos de su masa vegetativa y posteriormente se procesa y comercializa en forma de heno en pacas deshidratadas, de pellets, ensilado, etc.
A pesar de los cortes para la cosecha, la plurianualidad del cultivo hace de la alfalfa un hábitat bastante estable si se compara con los cultivos anuales. Debido a ello, el número de especies de artrópodos (insectos y ácaros) que habitan en la alfalfa es elevado.
Sin embargo, únicamente unas pocas especies pueden alcanzar la condición de plaga con cierta regularidad. Estas son: la cuca negra (Colaspidema atrum), el gusano verde (Hypera postica), los pulgones (donde cabe distinguir entre el pulgón verde o Acyrthosiphon pisum, el pulgón negro o Aphis craccivora y el pulgón amarillo o Therioaphis trifolii), las orugas defoliadoras (principalmente orugas de lepidópteros de las familias Noctuidae y Crambidae) y el apion (Apion sp.).
La normativa española indica que las fincas con más de 5 hectáreas de alfalfa deben estar gestionadas mediante el manejo integrado de plagas y deben tener el soporte de un asesor quien deberá dar las directrices y las recomendaciones de control.