Para definir las necesidades de aporte de nitrógeno al cultivo es necesario realizar un balance entre las aportaciones y las extracciones de N del cultivo. En general, se aconseja fraccionar los aportes de N a lo largo del ciclo del cultivo. Además, en muchas zonas existe la posibilidad de disponer de deyecciones ganaderas o similares para complementar el uso de las aportaciones minerales de N. Estas y otras cuestiones se analizan en profundidad en el siguiente artículo.
Fertilización nitrogenada del cereal de invierno
Francesc Domingo Olivé, Irma Geli Bosch, Joan Fañé Bolibar y Elena González Llinàs. IRTA Mas Badia.
El nitrógeno (N) es esencial para el correcto desarrollo, producción y calidad del cereal de invierno. Pero no es necesario aportar todo el N que el cultivo extraerá, en forma de fertilizante (orgánico o mineral) porque la planta dispone de múltiples fuentes que aportarán parte del N que el cultivo necesitará durante su desarrollo:
- N presente en el suelo en forma mineral (nitrato y amonio).
- N de la materia orgánica del suelo que se transformará en mineral (mineralización) durante el ciclo del cultivo.
- N proveniente de la descomposición de restos de cultivo (raíces, parte aérea, etc.) de especies leguminosas (guisantes, habines, garbanzos, alfalfa, etc.) cultivadas en años anteriores.
- N mineralizado de las deyecciones ganaderas aplicadas en cultivos anteriores.
- N mineral contenido en el agua de riego, en caso de regadío.
Para definir las necesidades de aporte de nitrógeno al cultivo es necesario realizar un balance entre las aportaciones de N de todas estas fuentes (entradas) y las extracciones de N del cultivo (salidas). Estas extracciones dependen en gran medida de la producción que se alcance y se considera que un cereal extrae entre 25 y 30 kg de N por tonelada de grano producida, aunque hay diferencias entre especies y puede haber pequeñas variaciones según la variedad escogida.