Las enfermedades del pie suponen importantes pérdidas económicas persistentes en las parcelas durante muchos años. Tras un primer artículo en el que se analizaban los distintos organismos asociados a estas enfermedades y sus síntomas en los cereales de invierno, en este segundo se proponen algunas estrategias para su control, no siendo dicho control ni fácil ni simple, consistiendo a menudo en un conjunto de medidas para la reducción de las fuentes de inóculo y de los efectos epidémicos.
Medidas de control de las enfermedades del pie en cereales de invierno
Jaume Almacellas Gort. Servicio de Sanidad Vegetal. DARP. Generalitat de Cataluña.
El control de las enfermedades del pie es bastante diferente al de otras enfermedades de los cereales que afectan las hojas, los tallos y las espigas. La intervención sobre el ciclo del organismo es cuando menos complicada, al tener el suelo como medio de dispersión y de punto de partida para las infecciones. Ello hace que la eficacia de las medidas adoptadas sea menor, con un control a veces más errático en cuanto a su fiabilidad, y normalmente más complejo frente a otro tipo de enfermedades, puesto que se deben adoptar varias medidas para conseguir mitigar los efectos.
Aspectos más importantes para su desarrollo
La dinámica de dispersión y crecimiento de las enfermedades del pie es sensiblemente diferente respecto de las enfermedades de la parte aérea, sobre espigas, hojas y tallos. El medio suelo impone unas condiciones muy diferentes a las posibilidades de dispersión del inóculo de los patógenos, así como unas condiciones-ambiente y nutritivas para el desarrollo de unas enfermedades mucho más estables y menos influidas por los acontecimientos meteorológicos y el clima en general, si bien estos también condicionan el desarrollo.
El ciclo de estas enfermedades suele ser bastante sencillo ya que solamente se suele producir una infección en el cultivo, aunque continua, cada año, lo que simplifica el manejo de las fuentes de inóculo para evitar la propagación.
Los diferentes hongos implicados en el mal del pie, además de sus aptitudes patógenas en los cultivos, tienen también capacidad saprofítica, lo que significa que pueden sobrevivir infestando en los tejidos vegetales una vez muertos estos, en restos de hojas, tallos y raíces.
Control de las enfermedades del pie
Por la naturaleza de disponer de inóculo persistente en el suelo, las enfermedades del pie deben la base del control más a las medidas agronómicas o culturales que a las medidas químicas. Hay que considerar que el inóculo incide o puede incidir sobre el cultivo desde la siembra hasta el momento de la maduración del grano, lo que supone entre siete y diez meses de contacto continuo con el vegetal.
Como es habitual agruparemos las medidas en culturales, de comportamiento varietal y químicas, incidiendo especialmente en las primeras por las normativas actuales de gestión integrada de plagas (GIP) y por las características especiales de las enfermedades del pie.