En este artículo se presentan gráficamente algunos de los tipos de respuesta al abonado nitrogenado en el cultivo de maíz, en ensayos con riego por aspersión, en condiciones de cultivo del valle del Ebro, donde el agua nunca fue un factor limitante. En estos ensayos de maíz, cuya producción media estuvo alrededor de los 14.000 kg/ha, en algunos años se alcanzaron producciones por encima de los 18.000 kg/ha en algunas parcelas. Estas producciones también son obtenidas con cierta frecuencia por agricultores de la zona (Biau et al., 2013; Martínez et al., 2015).
Respuesta del maíz al abonado nitrogenado en riego por aspersión
J. Lloveras y E. Martínez. Universitat de Lleida.
El abonado de los cultivos ha sido objeto de muchos estudios, con el fin de conocer las cantidades necesarias de elementos fertilizantes para maximizar la producción, y también para determinar las dosis que proporcionan un mayor beneficio económico al agricultor (Black, 1992).
Para calcular estas dosis de fertilizante, se han llevado a cabo en todo el mundo un gran número de ensayos de fertilización estudiando los distintos elementos en gran variedad de cultivos, suelos, manejos y condiciones agroclimáticas, empleando básicamente cantidades crecientes del elemento mineral a estudiar y analizando su respuesta en la producción del cultivo.
Como señalan diversos autores en una revisión reciente sobre el uso del N en el maíz en Estados Unidos (Morris et al., 2018), es casi imposible estimar con precisión, con el conocimiento y tecnologías actuales, la cantidad de N fertilizante a aplicar en un determinado campo, debido principalmente a la gran diversidad de factores, como son: el suelo, el clima, la pluviometría y su distribución, los antecedentes de cultivos anteriores, el estiércol, etc., que interaccionan entre sí para crear una combinación casi infinita de factores (Morris et al., 2018).
Por ello, en este artículo no pretendemos escribir sobre todas las tipologías de curvas de respuesta del maíz al abonado, que están muy bien descritas por Black (1992), sino mostrar algunos ejemplos de los tipos de respuesta que se han obtenido con aplicaciones de nitrógeno en maíz en riego por aspersión en el valle del Ebro, y que creemos que ayudan a explicar y entender cuáles son las dosis de abonado nitrogenado más adecuadas.
Un elemento que puede enmascarar en gran medida la respuesta del abonado nitrogenado en el maíz es el N residual del suelo, es decir, el N que queda en el suelo después de la cosecha del año anterior. En los casos que presentamos, aunque se determinaron las cantidades de este N, no se contabilizó el N residual del suelo para representar las respuestas productivas del maíz a la aplicación de N.
Las curvas de respuesta que se presentan en este artículo han sido obtenidas, en su mayoría, aplicando únicamente el abonado nitrogenado en cobertera, repartido en dos aplicaciones iguales entre los estados de V3-V4 (3-4 hojas) y el de V5-V7 (5-7 hojas), tratando así de maximizar la eficiencia en el uso del N.
En estadios fenológicos anteriores entendíamos que había suficiente N en el suelo para cubrir las necesidades de N del cultivo. Se han empleado un conjunto de ensayos de abonado nitrogenado en maíz, cuyas dosis ascendentes de N fueron de 0, 100, 150, 200, 250 y 300 kg N/ha, y en algunos casos de 400 kg N/ha, en los que determinó la producción de grano de cada dosis además de otros parámetros.
El abono empleado fue en todos los casos nitrato amónico del 33,5% de N. Los resultados de estos ensayos han sido publicados en revistas científicas del ámbito agronómico (Berenguer et al., 2009; Martínez et al., 2017).