Durante muchos años se han investigado las relaciones entre la producción de alfalfa y el uso del agua. Es un cultivo que puede utilizar anualmente grandes cantidades de agua de riego, ya que ocupa el suelo durante todo el año. Sin embargo, no es así en lo que se refiere a la fertilización, dado que al ser una leguminosa no necesita en la mayoría de los casos la aportación de nitrógeno, siendo el uso de análisis de suelos y plantas de gran ayuda en la toma de decisiones relacionadas con la cantidad de fertilizantes a utilizar. En este artículo se analiza de forma práctica las estrategias de riego y abonado de la alfalfa en función de los resultados de los análisis de suelo.
J.M. Villar, V. Altés y P. Villar. Universidad de Lleida.
J.M. Villar, V. Altés y P. Villar. Universidad de Lleida.
La alfalfa (Medicago Sativa L.) es una especie de la familia de las fabáceas o leguminosas, y es el principal cultivo forrajero del mundo con miles de años de historia. En el mundo se cultivan más de 30 millones de hectáreas. Es un cultivo que se adapta muy bien a la rotación de cultivos extensivos y tiene un potencial productivo muy elevado si dispone de agua y nutrientes, a pesar de ser una planta del tipo C3 y leguminosa.
En los cultivos forrajeros, la acumulación de materia seca con el mayor valor nutritivo es, a diferencia de la mayoría de cultivos, el principal objetivo agronómico.
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