La podredumbre gris, ocasionada por Botrytis cinerea, y el oídio, originado por Podosphaera aphanis (antes Sphaerotheca macularis), son las principales enfermedades fúngicas que afectan al fruto de fresa, apareciendo en prácticamente todas las zonas donde se cultiva. En este artículo se analiza la relación entre la concentración de conidios en el aire con las condiciones atmosféricas y la incidencia de estas enfermedades.
Desarrollo e incidencia de podredumbre gris y oídio en fresa
Berta de los Santos. Centro IFAPA Las Torres-Tomejil, CAPDER-JA. Alcalá del Río (Sevilla).
Al inicio de la campaña 2015-2016, se observó un preocupante incremento de la incidencia de podredumbres de fruto, principalmente de las debidas a B. cinerea. Con este trabajo se pretende dar a conocer cuáles son las condiciones medioambientales que favorecen el desarrollo e incremento de incidencia de estas enfermedades. Los estudios epidemiológicos se llevaron a cabo en la finca experimental del IFAPA El Cebollar (Moguer, Huelva).
La podredumbre gris aparece ocasionalmente en campo antes de la cosecha, pero se desarrolla principalmente en frutos recolectados. Las pérdidas pueden ser severas en campo y durante el proceso de comercialización.
La podredumbre puede iniciarse en cualquier punto del fruto, aunque lo más frecuente es que comience cerca del cáliz. Los tejidos afectados toman un color marrón claro, permaneciendo firmes. Posteriormente, aparece un velo gris sobre la superficie del fruto, que indica que se están produciendo esporas del patógeno (foto 1a). En condiciones de alta humedad, se observa un crecimiento blanco y algodonoso, con baja producción de esporas (De los Santos et al., 2004).