Los pulverizadores hidroneumáticos, conocidos en el sector agrícola como atomizadores, son unas de las máquinas más utilizadas en nuestras explotaciones frutícolas. Durante los últimos años los fabricantes han mejorado sus diseños con el objetivo de obtener un mayor control sobre el producto aplicado en dos aspectos: dosis de aplicación y correcta deposición del producto. En este sentido, el caudal de aire que transporta las gotas generadas por las boquillas es uno de los aspectos claves para un buen funcionamiento del equipo y, en muchos casos, uno de los aspectos más descuidados por el aplicador.
Innovación y mejoras en el diseño de los atomizadores
F. J. García Ramos, A. Jiménez, A. Boné, M. Vidal. Laboratorio de Maquinaria Agrícola. Escuela Politécnica Superior de Huesca.
Mucho se ha trabajado durante los últimos años, tanto por las empresas de agroquímicos como por los centros de investigación y desarrollo públicos y privados, para establecer criterios que permitan estimar la dosis de producto a aplicar en plantaciones frutales de forma objetiva. En este sentido, los técnicos están ya familiarizados con conceptos como TRV (tree row volumen) o LWA (leaf wall area) utilizados para ajustar los litros por hectárea a aplicar en un determinado tratamiento en función de la geometría del cultivo. Debe quedar claro que el objetivo final es obtener una deposición de producto por unidad de superficie de cultivo uniforme y ajustada a los requisitos del tratamiento.
Actualmente, en los países europeos, las etiquetas de los productos agroquímicos recomiendan dosis de aplicación diferenciadas en función del país y se está trabajando en su armonización. Básicamente las dosis recomendadas se ciñen a tres posibles parámetros: máxima dosis por hectárea de suelo (criterios medioambientales), dosis calculada en base al LWA (en función de la “superficie” del cultivo) y dosis calculada en base al TRV (en función del “volumen” del cultivo).
De una forma más avanzada también se están dando pasos para implementar tecnología que sea capaz de medir los parámetros geométricos del cultivo en continuo y por lo tanto realizar ajustes de dosis de forma variable in situ. Como ejemplos comerciales se puede citar la utilización de sensores de ultrasonidos para estimar la presencia de cultivo y aplicar dosis de producto de forma discontinua, y a nivel experimental, la utilización de tecnología láser 2D y 3D con el objetivo de establecer las dosis de aplicación de forma muy precisa en base a la medición real de la geometría de la plantación.