Nuevos problemas de resistencia a glifosato en cultivos perennes
A nivel mundial se conocen decenas casos de resistencia a glifosato. En la Península Ibérica se conocen especies con resistencias como Lolium, Conyza o incluso recientemente Kochia, de las cuales ya hemos hablado en números anteriores de Vida Rural. Sin embargo, estos no son los únicos casos de resistencia que se han desarrollado en los últimos años en nuestro país. Hay otras especies, generalmente menos extendidas, que están desarrollando también resistencia a glifosato y son las que vamos a repasar en este artículo.
G. Mora, J. Torra y J.M. Montull.
Grupo de Malherbología y Ecología Vegetal. Agrotecnio. ETSEAFIV – DECEFA. Universitat de Lleida.
El control de las malas hierbas en cultivos leñosos ha sido una de las labores clave para el buen desarrollo del cultivo. Las malas hierbas, especialmente en plantaciones jóvenes, compiten por la luz, el agua y los nutrientes. Por su parte, en plantaciones adultas, dificultan los trabajos en la finca. Por esto, a falta de otros métodos de control, el laboreo del suelo varias veces al año era práctica habitual. Este manejo a largo plazo presenta una serie de inconvenientes: degradación de la estructura del suelo, reducción de la infiltración, disminución de la materia orgánica y tiene unos costes energéticos elevados. Actualmente, no solo se manejan las malas hierbas, sino que, en determinadas condiciones, se siembran especies de interés en la calle entre las filas del cultivo con el objetivo de incrementar la materia orgánica, competir con especies de malas hierbas problemáticas, incrementar la fertilidad o mejorar el tráfico en las parcelas.
Así, se ha llegado en la mayor parte de los casos a un manejo mixto, con tratamientos químicos en la fila del cultivo, especialmente si la manguera de goteo está sobre el suelo, y manejo mecánico en la calle. Si se realiza adecuadamente y conocemos la biología de las especies, este manejo nos permite aunar las ventajas de ambos métodos y eliminar prácticamente sus inconvenientes.
También deben de tenerse en cuenta los costes asociados a cada manejo y el efecto que la vegetación distinta al cultivo puede ejercer sobre el consumo de agua, que en cultivos de secano o en regadíos de apoyo, puede llegar a ser un factor limitante, o su efecto en zonas con problemas de heladas tardías, en este caso un suelo sin vegetación puede ejercer una protección a veces no desdeñable. Por esto, el agricultor siempre ha buscado las alternativas con una mejor relación coste-beneficio y de ahí el uso generalizado del glifosato como único medio para controlar las malas hierbas de la fila del cultivo.
Desde el punto de vista agronómico se trata de un herbicida de absorción foliar, con un espectro de control muy amplio y, además, si se aplica bien, presenta poco riesgo de fitotoxicidad al cultivo. Sin embargo, el uso exclusivo de este producto puede ocasionar problemas de inversión de flora o incluso de generación de biotipos resistentes.
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