El cultivo del olivo en España presenta dos incidencias fitosanitarias relevantes a lo largo de la primavera, la plaga polilla del olivo o prais (Prays oleae) y la enfermedad provocada por el hongo conocido como repilo (Fusicladium oleagineum). El objetivo de este artículo es revisar los diferentes medios a disposición del agricultor para controlar el impacto de ambas especies.
Manuel Ruiz Torres. Laboratorio de Sanidad Vegetal de Jaén.
Manuel Ruiz Torres. Laboratorio de Sanidad Vegetal de Jaén.
Durante la primavera pueden surgir muchos más problemas fitosanitarios, pero la plaga polilla del olivo o prais y la enfermedad provocada por el hongo conocido como repilo son los más importantes y extendidos.
La polilla del olivo está presente en todos los olivares y su biología se encuentra muy bien adaptada y sincronizada a la fenología del cultivo. Tiene tres generaciones al año y en cada una de ellas produce un daño diferente.
La generación filófaga es la más larga. Se desarrolla entre otoño e invierno, tiempo durante el cual la larva vive dentro de la hoja, alimentándose de su parénquima. Al final del invierno o inicio de la primavera, sale y se alimenta de las yemas que están empezando a brotar. Esta generación no produce daños que justifiquen un tratamiento, salvo en el caso de plantas en formación muy pequeñas.
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