España con más de 2,6 millones de hectáreas es el país con mayor superficie de olivar de la Unión Europea (51% del total), ubicada a su vez en su mayor parte en Andalucía. En las últimas décadas el cultivo del olivo ha experimentado un proceso de intensificación que ha conllevado ostensibles incrementos de la productividad y mejora de la calidad de la cosecha. La aplicación de un plan anual de abonado racional del cultivo, junto con el control de las malas hierbas (como la Conyza) y de las plagas y enfermedades (como prais, la mosca del olivo, la cochinilla de la tizne, repilo, antracnosis, repilo plomizo, verticilosis, Xylella fastidiosa) son algunas de las labores clave para un buen desarrollo del cultivo, que se analizan de forma pormenorizada en Vida Rural.