A modo de resumen se podría indicar que, las recomendaciones de abonado nitrogenado basadas únicamente en las extracciones de la planta, son una guía de aportes máximos, ya que es necesario considerar otros factores como el tipo de riego y el cultivo precedente, los cuales ayudan a ajustar las dosis de N más apropiadas. En este artículo se analiza cada uno de estos parámetros de forma que sirva como guía práctica de fertilización de maíz para grano.
Recomendaciones prácticas para la fertilización del maíz
Lloveras1, J., Cela1, S., Berenguer1, P., Biau1, A., Santiveri1, F., Guillén2 M., Quilez2, D. y Isla2, R. 1 Centro Universitat de Lleida-IRTA. Universitat de Lleida. 2 Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). Gobierno de Aragón.
El maíz es uno de los cereales más extendidos del mundo con unos 158 millones de ha, de los cuales 13,8 millones están en Europa (Faostat, 2009). En España ocupa sólo unas 350.000 ha (MARM, 2010) pero es uno de los cultivos herbáceos que proporciona mayor margen bruto en las zonas de regadío.
El maíz es un cultivo de verano, época en la que en muchas zonas de España no llueve, con unas necesidades hídricas de unos 600 mm por lo que, exceptuando algunas áreas de la Cornisa Cantábrica (Galicia, Asturias, etc.) y alguna comarca de la provincia de Girona, se siembra mayoritariamente en regadío.
El crecimiento del maíz tiene lugar durante el verano, con altos niveles de radiación solar y con disponibilidad de agua en regadío. Este hecho, junto al papel que ha tenido la mejora vegetal, bien convencional bien biotecnológica, en el desarrollo de híbridos de elevado potencial de rendimiento, contribuyen a la obtención de elevadas producciones. A modo de ejemplo, en el valle del Ebro, las producciones de maíz pueden variar de unos 10.000 kg/ha en algunas zonas a los 20.000 kg/ha obtenidos por buenos productores en óptimas condiciones de suelo y de manejo del cultivo.