Xylotrechus arvicola es un cerambícido xilófago descrito recientemente como plaga de la vid y que está aumentando su importancia, tanto por el incremento en su expansión geográfica, como por la severidad de los daños que produce. En el presente artículo se destaca que, como consecuencia del carácter reciente de su interés como plaga, son pocos los conocimientos que se disponen sobre aspectos básicos para la correcta toma de decisiones en su manejo y sobre herramientas para su control. A partir de ello, se hace una revisión de los avances que, en ambos sentidos, se han conseguido en los últimos años.
Avances en el conocimiento del tornillo de las cepas
Ariadna Veas-Bernal, V. Marco Mancebón e I. Pérez Moreno. Unidad de Protección de Cultivos. Departamento de Agricultura y Alimentación. Universidad de La Rioja.
A lo largo de los últimos años se ha observado la presencia de Xylotrechus arvicola (Olivier) (Coleoptera: Cerambycidae), una nueva plaga de la vid, en algunas zonas vitícolas españolas. Se considera que este cerambícido está aumentando su importancia como plaga, tanto por el incremento de su expansión geográfica, como por la intensidad de sus daños.
Ya se ha detectado en varias denominaciones de origen españolas en las que causa graves daños mecánicos en brazos y troncos de cepas y es responsable de la aparición de brotes de escaso vigor y de bayas con un bajo desarrollo.
El tornillo de las cepas o barrenador de la vid, X. arvicola, es una especie xilófaga muy polífaga de distribución holomediterránea. Su presencia abarca a la Península Ibérica (con mayor abundancia en la región norte) y las Islas Baleares.
La emergencia de los adultos tiene lugar principalmente entre mayo y agosto, coincidiendo con la subida de las temperaturas. Después de la cópula, pocos días tras la emergencia, la hembra deposita los huevos en las hendiduras o debajo del ritidoma de la madera de plantas leñosas.
Las larvas se desarrollan en el interior de la madera, donde entran a las pocas horas de emerger del huevo, y excavan galerías hacia el interior, taponándolas por detrás con serrín y restos propios. Este estado tiene una duración aproximada de dos años en condiciones de campo. Transcurrido este tiempo, las larvas excavan la galería ninfal, más ancha que las demás, limpia de serrín y conectada con el exterior. Ahí, la larva muda a pupa y permanece hasta convertirse en adulto, que sale al exterior una vez quitinizado y melanizado.