Con una superficie cercana al millón de hectáreas, el cultivo del viñedo ha asistido a una evolución intensa en las últimas cuatro décadas, a la par que se ha observado un aumento de la calidad de los vinos. Esta evolución ha afectado a diversos aspectos del cultivo, entre los que se podrían destacar: localización del viñedo, plantación y conducción, variedades viníferas, mecanización, riego, edad y productividad del viñedo. El análisis de cada uno de esos apartados es el objetivo de Vida Rural, de manera que el productor pueda obtener una producción rentable.