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ESPECIAL SANIDAD VEGETAL C K 0 BAL 80% 40% Y M C K K 5% 4% 3% 2% S/D BAL Y M C K 0 BAL 80% 40% Y M C K M+Y S/D BAL Y M C K C K C+Y S/D BAL Y M C K 0 BAL 80% 40% Y M C Process Lin+ K 99% C+M 98% S/D 97% BAL 95% Y 90% M 80% C K 75% 0 70% 60% 50% BAL 80% 40% 40% Y M 30% C 25% K 20% K 5% 4% 3% 2% 10% S/D 5% 3% BAL Y 2% M 1% C K 0/100%
Decaimiento del almendro
en plantaciones jóvenes en Andalucía
Un crecimiento considerable del cultivo lo ha llevado a zonas más favorables para su desarrollo
E l almendro (Prunus dulcis) es una C. Agustí-Brisach , L.F. Roca , B.I. Antón-Domínguez , A. López-Moral , M.C. Raya ,
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M. Lovera , O. Arquero , A. Trapero .
es pecie cultivada, típicamente me -
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Grupo de Patología Agroforestal, Departamento de Agronomía, ETSIAM, Universidad de Córdoba.
diterránea, de gran importancia
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económica y social (Ar que ro et al.,
2013). La implantación de este cultivo ha Departamento de Fruticultura Mediterránea, IFAPA Alameda del Obispo, Córdoba.
ex perimentado un aumento considerable Debido al impacto económico que está teniendo en el sector el
en los últimos años debido principalmente decaimiento y la muerte progresiva de almendros en estos
al buen mercado de la almendra (Ollero-
Lara et al., 2016; López-Moral et al., 2017). últimos años, y a la dificultad que se presenta en su diagnóstico
Actualmente, la superficie cultivada de y, por ende, en la toma de decisiones para establecer
almendro en España asciende a 657.768 estrategias de control, se están llevando a cabo estudios sobre
hectáreas, lo que supone que sea el primer la etiología de estas enfermedades complejas en Andalucía. En
país en superficie cultivada de este fru to
seco con un 34% de la superficie mun dial, este artículo se revisan los tres síndromes principales asociados
y una producción de 339.033 t (FAO, 2017; con seca de ramas, chancros y decaimiento del almendro que
MAPA, 2018). actualmente podemos encontrar en nuestras plantaciones.
En Andalucía, la superficie de almen-
dro cultivada representa el 30% de la su -
per ficie nacional (MAPA, 2018). En esta re -
gión, el almendro ha estado asociado tra -
dicionalmente a áreas de cultivo de se ca -
no, suponiendo el 95% de la superficie de
al mendro cultivada en esta comunidad au -
tónoma (Junta de Andalucía, 2016). Sin
em bargo, en los últimos años, el cultivo del
almendro está sufriendo una transición im -
portante, pasando de zonas tradicionales a
zonas de regadío con mejores condicio-
nes, tanto edafoclimáticas como orográfi-
cas, lo que está repercutiendo en un au -
mento considerable del rendimiento de las
ex plotaciones (Arquero et al., 2013).
A su vez, estos cambios han propicia-
do una ma yor incidencia de enfermedades
consideradas secundarias o desconocidas
para este cultivo en las zonas tradicionales
(Olle ro-Lara et al., 2016). En este sentido,
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